Hoy 2 de mayo se "celebra" el día mundial contra el bullying. Según datos de la Fundación Anar, uno de cada cuatro menores sufre acoso escolar.
Yo también sufrí bullying
Tendría unos 9/10 años. La que había sido mi amiga desde que había comenzado la primaria me había sustituido por otra amiga que justo ese año había llegado nueva a mi clase. Cada vez que había una excursión o una actividad en parejas, yo era la que sobraba. Sola y excluida; así me sentía, aunque la que había sido mi amiga no entendiera mi actitud beligerante, se pusiera a la defensiva y dejara de hablarme.
En ese momento, esa edad, en la que las reglas marcaban que debías ir al patio durante el recreo y, forzosamente, tenías que tener un grupo donde pasar el tiempo... yo no tenía a nadie. Me quedaba sentada en un banco a la espera de que el interminable espacio de tiempo que distaba entre el comienzo y el fin de aquel descanso fuera lo menos horrible posible. En tiempo de clase no era un problema; yo amaba ir al colegio y estaba muy ocupada atendiendo, haciendo deberes o hablando con el compañero/a que la profesora hubiera decidido asignarme aquel trimestre.
Buscando un lugar donde encajar, Epi y Blas -mantengamos su privacidad- me acogieron; eran tan buenas personas que debían evitar que una niña estuviera sola y marginada. Ahí comenzó mi pesadilla...